Nuestros Valores: Discípulos
En Reflejo, reconocemos que nuestra identidad como discípulos de Jesús es el cimiento de todo lo que hacemos. Este valor fundamental refleja nuestra profunda convicción de que seguir a Jesús es la máxima prioridad en nuestra vida y en nuestro ministerio.
Para nosotros, ser discípulos significa más que simplemente creer en Jesús; implica comprometernos a conocerlo íntimamente y seguirlo fielmente en cada área de nuestras vidas. Buscar intimidad con Jesús es el corazón mismo de nuestra existencia como individuos y como comunidad misionera. Es en esta relación cercana con nuestro Salvador que encontramos dirección, propósito y fortaleza para cumplir nuestra misión.
En nuestro diario caminar como discípulos de Jesús, nos dedicamos a escuchar al Espíritu Santo, buscando su sabiduría, estrategia y dirección en cada paso que damos. Reconocemos que es a través de la comunión con el Espíritu Santo que somos capacitados para llevar a cabo la obra que Dios ha encomendado a nuestras manos.
Nuestra prioridad como discípulos de Jesús no solo nos impulsa a crecer espiritualmente, sino que también informa cada aspecto de nuestro ministerio. Desde la planificación estratégica hasta la implementación de programas y proyectos, buscamos la guía y la sabiduría de Dios en todas nuestras decisiones y acciones.
Al reflexionar sobre nuestra identidad como discípulos de Jesús y la importancia de nuestra conexión íntima con Él, recordamos las palabras de Jesús en Mateo 16:26: "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" Estas palabras nos recuerdan que, aunque nuestro ministerio pueda lograr grandes cosas en el mundo exterior, si no estamos íntimamente conectados con Jesús, todo es en vano. Nuestra prioridad debe ser siempre conocer a Jesús más profundamente y seguirlo más de cerca, porque solo en Él encontramos vida abundante y eterna. Sin esta conexión vital con nuestro Señor y Salvador, toda nuestra labor misionera carece de significado y propósito verdadero. Por lo tanto, renovamos nuestro compromiso de buscar intimidad con Jesús en todo lo que hacemos, sabiendo que solo en Él encontramos el verdadero sentido de nuestra existencia y el poder para cumplir nuestra misión.
En resumen, nuestro compromiso como discípulos de Jesús no es solo un valor entre muchos; es el fundamento sobre el cual se construye toda nuestra labor misionera. Es nuestra pasión conocer a Jesús más profundamente y seguirlo más de cerca cada día. Y es este compromiso con nuestro Señor y Salvador lo que impulsa cada aspecto de nuestro ministerio y nos lleva a cumplir la gran comisión de hacer discípulos de todas las naciones.